DIY
Hace unos meses pudisteis ver la boda de Javier & Monica reportaje boda en marques de riscal, desde entonces la novia que tiene un blog de los mas reconocidos a nivel nacional en cuanto Do it yourself (DIY) ha publicado varios artículos sobre su boda los cuales os invito a visitar Nuestra Boda en La Rioja I y Boda en la Rioja II del que os dejo su ultima entrada.
Boda en La Rioja II
¡Qué rápido pasa el tiempo!
Casi han pasado ya tres meses desde nuestra boda, me parece mentira. Tanto tiempo preparando cosas y detalles, y de repente… ya ha pasado uno de los días más emocionantes de tu vida… ¡Repetiría otra vez mañana mismo!
En el post con la primera parte de la boda, os hablaba sobre el vestido, los novios, el lugar de la ceremonia y el banquete. Para los que queráis “cotillear” un poquito…
Así que hoy lo quiero dejar para hablaros de todos los detalles, los regalos y la decoración, que fue al 100% handmade, y además, hecho por nosotros.
Si seguís el blog sabréis que me encantan los bastidores y las telas, así que recurrí a la idea de un bastidor bordado para los anillos, para que mis damitas llevaran las alianzas en la iglesia. Fue algo muy sencillito, pero creo que el resultado fue elegante y discreto, que era lo que queríamos.
Desde allí todos los invitados se trasladaron hasta las Bodegas Marqués de Riscal, donde se celebró el cóctel al aire libre, y después, la cena y el baile en su interior. Para guiar a los invitados en ese recorrido, pusimos un camino de globos blancos, que les acompañaba hasta donde se encontraba el protocolo de mesas.
La idea de los globos era soltarlos al terminar el baile, con unas postales (con el matasellos y nuestra dirección ya escrita), y que nos escribieran un deseo. Pero la realidad fue que para el final del baile no quedó ni un solo globo intacto, por lo bien que se lo pasaron con ellos (y sobre todo con el helio de su interior…).
Dando la bienvenida a todos los invitados, colocamos una mesa de firmas, con un libro artesano comprado en la tienda Palma Papel de Madrid. Y lo decoramos con una guirnalda de corazones de papel de periódico, unos pompones y una jaula con paniculata y velas, que le daba al rincón un aire muy romántico.
Además, tuve la suerte de que mi amiga Cristina me regalara un lienzo con un árbol pintado por ella, para hacer otra versión del típico libro de firmas: un recuerdo de las huellas dactilares de nuestros invitados. A la gente le encantó pintar con tinta y con su propio dedo.
El protocolo de mesas lo hicimos con la ayuda de Ana (la coordinadora de eventos del Hotel que fue un gran apoyo), que nos prestó el marco antiguo para poner los números de mesa atados con unas cintas de color vino (el color de la boda). Estos números de mesa iban a juego con las invitaciones de boda y con los misales, que diseñamos nosotros por completo.
Y por fin llegamos a los centros de mesa, el gran dilema de todas las bodas. Es lo que más ven los invitados durante toda la cena, y a lo que más solemos prestar atención todas las novias. En mi caso lo tenía claro: botes decorados con puntillas y lino, velas y flores silvestres.
Así que durante todo un sábado concentré a mis amigas y a mi madre en un taller bodil en casa, con ciento veinte botes de conserva de todos los tamaños, y telas, puntillas, bordados, pegamento y lazos por todos los lados. La verdad que nos lo pasamos en grande, y a ellas les encantó sentirse partícipes de algo así… A ver qué os parece el resultado…
El conjunto lo rematamos colocando los botes sobre un círculo de espejo, y con un bastidor de tela con el número de la mesa en fieltro. Excepto en la Mesa Presidencial que me volví un poquito más romántica…
¡Ya os dije que los batidores son mi perdición!
Durante la cena, hicimos varios regalitos, ya que nos hacía mucha ilusión que fuera una boda detallista. Así que en los baños colocamos unas cajas de vino con los kit de supervivencia para bailongos, en los que metimos todo lo necesario para que no parara la fiesta: tiritas, pañuelos, aspirinas, cepillo de dientes, horquillas y chicles. No hace falta que diga que no quedó ni uno…
También entregamos unos novios de fieltro hechos a mano por mí, para los siguientes amigos en casarse y unaréplica del ramo de novia a las amigas solteras.
Y para el resto de invitados, como recuerdo de la boda, hicimos unos botecitos de pastillas con múltiples finalidades, y personalizados para cada uno. Además, dejamos en las mesas unos CD de la banda sonora de nuestra boda, con todas las canciones que sonaron durante la cena. ¡Todo un éxito para el camino de vuelta en coche de nuestros amigos!
Y ya después de eso poco podía faltar… ¡El baile!
Así que preparamos una mesa de dulces sobre unos palets blancos, con la misma gráfica que habíamos usado para todos los detalles de boda. Y adornado por una guirnalda comprada en Oui Oui, en la que pusimos: “El amor es dulce”.
Y por último el Photocall, para el que encargamos un marco tipo Polaroid con nuestros nombres y fecha a los chicos de CartonLab, y que además venía con bocadillos de pizarra blanca para poder escribir frases y que quedaran grabadas en la imagen. ¿A que es genial?
Para el fondo del photocall, como no podía ser de otro modo, lo hicimos con pompones de colores, que se los encargué a mi querida Noe de Made with Lof, porque yo, sintiéndolo mucho, ya no daba más de sí…
Como veréis, los complementos y los disfraces dieron mucho, pero que mucho, juego… ¡¡Nos lo pasamos en grande!!
Y por supuesto, recordaros que todas las fotos que veis aquí, están hechas por Javier Berenguer, nuestro fotógrafo de la boda, al que os invito a conocer en su página web, porque hace auténticas maravillas.
Ene 18.2015 / 2:01 pm /
Hola
Navegando por internet he llegado hasta esta web!!
Estoy ayudando a una amiga a preparar la mesa dulce para su boda y habíamos pensado en preparar unos bote tíos para que la gente pudiera llevarse chuches a casa! Justo he visto los tuyos y me gustaría preguntarte donde los encontraste. Gracias por tu ayuda!
Laura
PD: vaya pasada de boda!